Taza Masónica Escuadra y Compás

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Taza Masónica Escuadra y Compás con G,  la hoja de Acacia y las columnas masónicas.

Capacidad 350 l. taza de cerámica con interior y asa en color rojo.

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Descripción

Taza Masónica Escuadra y Compás con G,  la hoja de Acacia y las columnas masónicas.

Compás y la escuadra

La escuadra, junto con el compás, es la herramienta más emblemática de la Francmasonería. El ángulo recto representa la rectitud moral en los actos, que queda claramente expresado en la frase: «Vivir según la escuadra». El ángulo recto y por lo tanto la escuadra es el principio básico en toda construcción. Está también muy relacionado con el mundo material, con lo manifestado. Sin escuadra no habría ni cuadrado ni cruz. Dos símbolos esenciales regidos por el número 4 y que representan el mundo material «cuatro puntos cardinales, cuatro elementos o cuatro estaciones cada año…».

La escuadra es el punto de encuentro entre la horizontalidad y la verticalidad. Es el equilibrio entre lo activo y lo pasivo, o entre la materia y el espíritu. También es la acción del ser humano sobre el mundo de la materia y sobre él mismo. Ya que es el símbolo de la rectitud que el ser humano necesita para dominar sus pasiones.

Si el compás simboliza «la ciencia del cielo», la escuadra es el símbolo de «la ciencia de la tierra». Por lo tanto, la relación entre estas dos herramientas representa la unión entre lo de arriba y lo de abajo. Estos símbolos sobrepuestos equivalen al sello del Rey Salomón una estrella de 6 puntas; el máximo símbolo de la sabiduría, ya que el sello es la superposición de 2 triángulos polarizados «masculino-femenino; arriba-abajo; cielo-tierra; etc.».

En la relación entre el compás y la escuadra, el compás es el espíritu y la escuadra, la materia. El compás es activo y móvil, y la escuadra, pasiva y fija. Por ello que en el altar de aprendiz las puntas están por debajo de la escuadra, en este grado la materia todavía domina al espíritu. En el del compañero hay una punta por debajo y otra por encima, se está a medio camino. En el grado de maestro las dos puntas del compás están encima de los brazos de la escuadra, el espíritu ha dominado ya a la materia.

El compás está relacionado con el Gran Arquitecto del Universo porque el compás es la herramienta para trazar circunferencias, el símbolo del cielo o de la divinidad. En la Edad Media encontramos muchísimas imágenes de Dios que lo representan como a un arquitecto que con el compás diseña el mundo.

La letra «G»

Por ser Inglaterra el origen de la Masonería actual, se busca el significado de la «G» en esta lengua, como God o sea Dios, también se le relaciona con Gnosis, Genio, Y Geómetra entre otros más.

Eventualmente la «G» en medio del compás y la escuadra, a veces es representado por el «Ojo de Horus», o la letra «Yod» décima letra del alfabeto hebreo representando la omnipresencia y omniconsciencia del Dios Cósmico; Esta letra también la encontramos en el pentagrama flameante, la estrella de cinco puntas la cual simboliza los cuatro elementos con que está constituido el universo más la quinta esencia que es la consciencia y mente humana.

Cuando la escuadra está sobre el compás, simboliza que la materia predomina sobre el espíritu, y que los trabajos se desarrollaran en el grado de «aprendiz»; Cuando el compás tiene una «pierna» sobre el compás significa el inicio del «despertar» del espíritu sobre la materia y las actividades del taller corresponderán al grado de «compañero»; El compás sobre la escuadra simboliza el dominio del espíritu sobre la materia y los trabajos en logia se desarrollaran en el grado de «Maestro».

La acacia

Es el símbolo de la inmortalidad, es un arbusto que nunca muere. Está presente en todas las escuelas iniciáticas. En las leyendas de Osiris y de Mercurio ya se hacía referencia a la acacia.

En masonería, la acacia está presente en la leyenda del arquitecto del Templo de Salomón, Hiram; primer maestro de la masonería operativa. Es el arbusto que crece y señala el lugar donde los asesinos de Hiram han escondido su cuerpo. También es una rama de acacia lo que depositan los constructores del Templo de Salomón sobre la tumba del Maestro Hiram cuando éste es enterrado. Para los francmasones significa la inmortalidad del alma, es decir, la existencia de un hilo que une las diversas escuelas iniciáticas. Significa también inocencia, pureza, nobleza y por tanto iniciación.

Por lo que se refiere al grado de Maestro, cuando a un Maestro masón se le pregunta ritualmente sobre su identidad responde: «Conozco la acacia», que significa, como el Maestro Hiram, yo también he estado en la tumba, me he alzado con el conocimiento eterno de la Tradición Perenne y he regresado al mundo de los vivos. La acacia relaciona la leyenda de Hiram con Osiris y con Jesucristo, ya que la muerte de todos ellos no es el final, sino todo lo contrario, tras una profunda transformación es el comienzo de algo nuevo.

La corona de espinas de Jesucristo, que según la tradición estaba hecha con espinas de acacia, y la rama de acacia de la tumba del arquitecto Hiram, tienen la misma función simbólica. La madera de acacia es la preferida para la construcción de objetos y ornamentos sagrados: el Arca de la Alianza, el tabernáculo o la Mesa de los Panes de la Proposición.

Las letras J y B, son las iniciales de las dos columnas que enmarcan la entrada del templo, y también del templo de Salomón.

Estas dos iniciales se corresponden con las de Juan Bautista y Juan Evangelista; tam­bién llamado Juan Boanergés, «Hijo del True­no», referido tanto al Evangelista como a su hermano Santiago, que es el patrón de los alquimistas.

Las dos columnas son una sola en su realidad arquetípica, ambas se situan en los extremos de un mismo eje, el eje de los solsticios, significando la palabra sols­ticio «el sol se detiene», que es lo mismo que decir que el tiempo simbólicamente no transcurre, esto es, que no existe, y que por tanto la idea de dualidad, movimiento y sucesión propia del transcurrir temporal es reintegrada en la Unidad de su origen eterno.

Asimismo los dos solsticios ocurren simultáneamente, pues cuando en el hemisferio norte es el solsticio de invierno, en el hemisferio sur es el solsticio de verano, y viceversa, de ahí que se diga que cuando la «puerta de los dioses» se abre (en el solsticio de invier­no), también lo hace simultáneamente la «puerta de los hombres» (en el solsticio de verano).

Por otro lado, las letras J y B son también las iniciales de Jerusalén y Belén, que son las dos ciudades, o los dos extremos en el espacio y el tiempo, entre los que transcurre la vida de Cristo.

Capacidad 350 l. taza de cerámica con interior y asa en color rojo.

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